En la sociedad del desempeño, hemos logrado la hazaña de abrigar al amo y al esclavo en el mismo cuerpo. Nos hemos esforzado libremente y con gran ahínco para alcanzar la meta de trabajar 24/7. Veinticuatro horas siete días a la semana. Ningún capitalista había soñado tanto. El jefe nos alcanza en cualquier lugar, a cualquier hora.