Opinión
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El 21 de febrero se cumplen cuatro años de la horrenda masacre realizada por el ejército en accionar conjunto con los paramilitares; allí fueron asesinados Luis Eduardo, su hijo Deiner, su compañera Bellanira, Alfonso, su compañera Sandra sus hijos Natalia y Santiago así como Alejandro.
Ha sido una de las peores masacres realizadas en la historia de nuestro país; allí se unió la sevicia total, los instintos de muerte y exterminio combinados con el descaro total en búsqueda de un solo objetivo: poder acabar con la comunidad.

A pesar de las mentiras, de las acciones por acabarnos, de realizar montajes, de asesinar civiles, de desplazamientos, robo de tierras e innumerables violaciones de derechos humanos la memoria de nuestros amigos y amigas sigue más firme que nunca y nos ha permitido hasta el día de hoy mantenernos con dignidad.

Ellos nos han iluminado y dado fuerza; en los momentos más difíciles están junto a  nosotros construyendo un camino alternativo están mas vivos que nunca, el destrozo de sus cuerpos ha sido unidad y vitalidad de nuestra comunidad ante tanta barbarie con que se nos ha sometido diariamente.

Hemos construido y caminado generando en cada paso una construcción de lo que es dignidad, esta luz, que muchos nos ayudan a mantener, es la comunidad que se une a muchas luces en nuestro país que optan por esos caminos alternativos y diferentes como son la resistencia civil desde acciones comunitarias y solidarias.

Han sido cuatro años muy duros donde nos hace falta la presencia de ellos y los que han sido asesinados en estos doce años, pero hemos aprendido a construir amor desde el dolor, esperanza en la desesperanza y en hacer posible lo que a los ojos del poder parece imposible: somos una alternativa fruto de esa sinceridad y honestidad de nuestros mártires asesinados que han creído en un proceso y le dan  la ruta a nuestro diario vivir.

Muchas gracias por toda esa solidaridad con la comunidad en estos cuatro años, mas en estos momentos donde se ha acentuado la búsqueda por acabarnos por parte del estado, todas las voces que sienten y viven un mundo distinto han permitido que estemos hoy conmemorando estos cuatro años, no sólo en la comunidad sino en muchos lugares del mundo..

Queremos aprovechar para compartir el último derecho de petición interpuesto por el padre Javier donde se recogen las barbaridades cometidas contra nuestra comunidad en los últimos meses. Este es un documento que dejamos para que la humanidad haga justicia por todas esas atrocidades, hoy no existe justicia ante la barbarie contra nuestra comunidad solo persecución  pero creemos que la historia  hará justicia.

No podemos pasar el momento para manifestar nuestra solidaridad con la comunidad indígena Awá, la acción de muerte contra ellos por parte de las Farc es un horror. Estas acciones de muerte deben llevarnos a seguir reafirmándonos en la neutralidad con los actores armados, sin cederles espacios a los actores armados  pues a pesar de ser los sembradores de la muerte nunca podrán exterminar la vida que germina en las diversas comunidades de nuestro país.