Opinión

 

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ISA, diez años de democratización

Recibí un mensaje en el correo electrónico: ISA, un ejemplo de democratización accionaria. Según el comunicado la democratización representó “un hito en el mercado de capitales de Colombia, transformó a la Compañía y demostró ser un excelente negocio para todos”. Al leerlo pensé, bueno, a lo mejor hicieron la celebración en Corabastos para que “todos” los que compraron las acciones de ISA, los empleados, los negociantes, los maestros, los abogados, etc., participaran de la reunión en un espacio popular. Pero, no. la reunión fue en el Gun Club, en donde se reúne la crema y nata del Wall Street criollo. Si la reunión era para “todos”, esos “todos” no podían caber sino en un Club exclusivo, pues son bien pocos.

Los accionistas minoritarios, que cada vez son menos porque los tiburones de las finanzas vienen comprando sus acciones, si bien no son invitados al Gun Club, si son invitados a la asamblea anual para regalarles una camiseta “made in china” y unas empanadas con gaseosa que atropelladamente se disputan (me incluyo) como en una estación de degustación de supermercado. Esos son los incentivos democráticos que se dan para estimular la asistencia al show anual de la “democracia accionaria”, en la cual los accionistas minoritarios no han podido elegir, desde entonces, a ninguno de ellos, a pesar de los esfuerzos de algunos “quijotes”, que todavía creen en la democracia, creencias que son aplastadas por la maquinaria del gobierno y de la Asociación de administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías (Asofondos), imponiendo la democracia que conocen: tantas acciones, tantos votos.

Sin embargo, ¿Qué se celebra? La empresa era 100% estatal, de propiedad de la nación colombiana, que somos todos, administrada por el gobierno central, como accionista mayoritario, y unas acciones en poder de otras empresas públicas, como EPM. El Gerente de ISA en ese entonces, Javier Gutiérrez Pemberthy, actual Gerente de Ecopetrol, con Carlos Caballero Argáez, Ministro de Minas y Energía del gobierno de Pastrana, trabajaron para poner en marcha el proceso de “democratización”. “Visionarios” fueron llamados por el actual gerente de ISA, Luis Fernando Alarcón Mantilla, Ministro de Hacienda del Gobierno de V. Barco, y ex-Presidente de Asofondos, quien sentó las bases de la transformación neoliberal de la economía colombiana, y por lo tanto de su debacle subsiguiente porque los únicos que han prosperado, bajo este modelo, son precisamente quienes estaban celebrando la democratización de ISA, el Wall Street criollo. Por lo mismo, en el acto, “un sentido reconocimiento se le hizo a Javier Gutiérrez Pemberthy, a quien se le valoró su “infinita terquedad” para sacar adelante este proyecto”.

El gobierno colombiano, en representación del estado, que es la organización política de la nación, que somos todos, decidió privatizar a ISA. Eso es lo que llaman democratización. La privatización, no solo de los activos, sino de la apropiación de los excedentes económicos que arroja la operación de ISA, como monopolista de la transmisión de energía en Colombia. Capital sin riesgos, eso es lo que le gusta a nuestra clase plutocrática, pues el único riesgo que tiene la transmisión de energía es el constante peligro de la voladura insensata de las torres de transmisión por parte de la guerrilla. ¿Qué quiere decir, esto? Que el señor Gutiérrez siendo el agente, el representante de los representados, los principales, es decir todos los colombianos, hizo un plan para que ISA se privatizara; es decir, para que cambiara de manos, aunque todavía el estado, la nación, tiene el 51% de su propiedad. Los colombianos le pagamos el salario para que ISA siguiera siendo de los colombianos, pero no fue así, se privatizó (aunque sea parcialmente). Ese es el problema del agente-principal, cuando ambos intereses no coinciden, casi siempre el principal ve afectados sus intereses a favor del agente y de los intereses que representa.

En el caso de EPM, las iniciativas y los intentos para privatizarla, democratizarla dicen los tiburones financieros, han fracasado. Los medellinenses, los principales, nos hemos vistos beneficiados con los enormes excedentes económicos que son entregados a la administración municipal para emprender obras de bienestar para la población. Y no porque EPM sea una empresa pública, los antioqueños pensamos que haya que “democratizarla”, en manos de unos pocos. No, queremos que siga siendo pública. Y no por eso, el desarrollo energético y la prestación de los servicios públicos han dejado de estar al día con las necesidades de la población y de las empresas privadas.

Santiago Montenegro (El Espectador, ¿Instituciones o personas?, nov. 22-10), Presidente de Asofondos, y miembro de la junta directiva de ISA, dice que la democratización accionaria también fue posible por “la Ley 100, con la creación del régimen de ahorro individual, que permitió canalizar el ahorro pensional de los trabajadores a empresas como ISA, a Ecopetrol y a muchas otras.”. Claro, todo para beneficio del sistema financiero, que toma las contribuciones pensionales para reflotar el precio de las acciones y aumentar la concentración del ingreso en el 1% más rico del país, mientras en las propias AFP, los trabajadores, que son quienes ponen la plata, no tienen ninguna representación en las juntas directivas, como clara muestra de la “democracia” económica que rige en Colombia. Pero, si la tecnocracia no defiende la democratización de las sociedades anónimas, si están dispuestos a afirmar que el sistema público de pensiones es inviable y debe ser eliminado, para regodeo del Wall Street criollo: Más cotizantes, más comisiones, más bonos corporativos, más rentabilidad.

Tomado de www.elmundo.com